Es una de las regiones
mesoamericanas de mayor profundidad histórica. A lo largo de aproximadamente 3
000 años, en ese territorio se desarrollaron varias tradiciones culturales, dos
de las cuales, la mixteca y la zapoteca, se encuentran entre las más
importantes de Mesoamérica por su longevidad y el alcance de sus aportaciones.
Hoy en día, esa
extraordinaria diversidad cultural se refleja en los numerosos grupos étnicos
que aún pueblan la entidad, en lo que de hecho constituye el conglomerado
indígena más numeroso del país, con una notable variedad de lenguas, así como
de costumbres y creencias con raíces prehispánicas.
ARTE MIXTECO
Los mixtecos se cuentan
entre los mejores artesanos del México prehispánico, y sus creaciones fueron
apreciadas en muchos otros lugares. Esta maestría creativa se encuentra
plasmada en obras de todo tipo y realizadas con diferentes materiales: figuras
y herramientas de obsidiana y cristal de roca; cerámica policroma, decorada con
un sinfín de motivos geométricos, simbólicos y religiosos; grabados en hueso y
madera con representaciones de escenas semejantes a las de los códices; adornos
en jade, concha y turquesa, así como artículos de orfebrería, rama en la que
eran considerados los mejores de Mesoamérica. Con el empleo de diversas
técnicas como el martillado, la cera perdida, la filigrana y las aleaciones,
elaboraron entre otros objetos: collares, pectorales, anillos, orejeras y
narigueras. El mejor ejemplo de la maestría de esta cultura en la fabricación
de objetos de oro, lo constituye la rica ofrenda depositada en honor de un
señor mixteco, en algún momento del Posclásico, en la famosa tumba 7 de Monte Albán,
cuando esa gran ciudad zapoteca ya había sido abandonada y era también
considerada un lugar sagrado para otros pueblos.